jueves, 6 de mayo de 2010

Sábado, 7 de Noviembre

Llegamos.

- C'est comme L'Auberge espagnol.
- J'espère.

Hay más de 30 chicas y unos 5 chicos. La mayoría son francesas, parisinas, vestidas de negro, como siempre. Muy elegantes. También llevan jerséis a rayas: blancas, y claro, negras. Muy elegantes. Sí que saben, ellas.

(De ahora en adelante, allá donde vaya, esperaré encontrarme con esas proporciones: 5 chicas y un chico. Será mi ilusión erótica).

De lo que pasó después no me acuerdo. Recuerdo un cuarto oscuro y la luz encendida de repente.
Fue duro, hubo que salir.

- Tu habites oú donc?
- Chez mes parents.

Saco el móvil para pedirle su teléfono. Me lo coge sin que yo le diga nada. Mi francés no es tan malo. Podía haber esperado a que le preguntara su teléfono. Es guapa, pero violenta. Me apunta finalmente el número de su teléfono en mi móvil. Me dijo que la llamara. Aún no sé si el número de teléfono es el real. No sé si lo sabré.
Llaman a la puerta los vecinos. Dicen lo de siempre. Eso es igual en todas las ciudades burguesas del mundo. Hay que salir (menos mal; no tenía ganas de quedarme).
Antes de irme echo un vistazo a la habitación en donde estaba la música puesta. Está bailando con otro. Tengo que entrar a la habitación para decirle a un amigo que nos vamos. Como un miserable, paso delante de ella. Me mira:

- Ne t'inquiète pas, c'est mon cousin.

Se me viene entonces a la cabeza La Caja del Diablo de Los Planetas. No sé si por las ganas de follármela o por lo del incesto.

Salgo de la casa y sé que voy a tener resaca al levantarme. Hay que buscar algo para volverse. Quiero llegar a casa rápido para terminar lo que ella no ha hecho. Me cojo un taxi. Lo comparto con un amigo.
Las sensaciones son malas. Uno no sabe si ser un miserable o un ingenuo, es lo mismo.
Yo creo que el número de teléfono es el real, pero no me atrevo a comprobarlo.


MSP

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